La Paradura del Niño: Una tradición andina llena de fe y alegría


 

Por Diliver A. Uzcátegui

En el corazón de los Andes venezolanos, donde el frío se entrelaza con la calidez de su gente, florece una tradición llena de fe y alegría: la Paradura del Niño. Esta celebración religiosa, arraigada en la cultura de estados como Mérida, Táchira y Trujillo, conmemora el momento en que el Niño Jesús da sus primeros pasos, un hito que simboliza el inicio de su camino terrenal.

Orígenes 

La Paradura del Niño es una tradición que se remonta a la época colonial. Esta festividad, que se celebra entre el 1 de enero y el 2 de febrero, Día de la Candelaria, es una expresión de la profunda devoción que los andinos sienten por el Niño Jesús.

El significado de la Paradura va más allá de la simple conmemoración de los primeros pasos del Niño Jesús. También representa el fin del período navideño y el inicio de un nuevo ciclo. Es un momento para reflexionar sobre el año que ha pasado y pedir la bendición del Niño Jesús para el año que comienza.

Rituales y celebraciones

La Paradura del Niño es una celebración que involucra a toda la comunidad. Los preparativos comienzan semanas antes, con la elaboración de dulces y comidas tradicionales. El día de la Paradura, las familias se reúnen en la casa del anfitrión, donde se ha preparado un altar con el pesebre y la imagen del Niño Jesús.

La celebración comienza con el rezo del rosario y la entonación de villancicos. Luego, se levanta la imagen del Niño Jesús del pesebre y se coloca en un lugar especial, donde será venerada por los asistentes. Uno de los momentos más emotivos es cuando los niños, vestidos como pastorcitos, cargan la imagen del Niño Jesús en procesión por las calles del pueblo.

La Paradura también es un momento para compartir y disfrutar de la gastronomía local. Se preparan platos como la hallaca, el pernil, el pan de jamón y el dulce de lechosa, entre otros manjares. La celebración culmina con un baile, donde los asistentes danzan al son de la música andina.

La Paradura como patrimonio cultural

La Paradura del Niño es una tradición que ha sido transmitida de generación en generación, y que sigue viva en el corazón de los andinos. Esta celebración es un tesoro cultural que merece ser preservado y promovido, ya que representa una parte importante de la identidad y la historia de los Andes venezolanos.

En el año 2018, la Paradura del Niño fue declarada Patrimonio Cultural del estado Mérida, un reconocimiento a su valor cultural y religioso. Esta declaración ha impulsado la promoción de esta tradición, a través de la organización de eventos y festivales.

La Paradura en la actualidad

A pesar de los desafíos que enfrenta la sociedad actual, como la migración y la globalización, la Paradura del Niño sigue siendo una tradición muy arraigada en los Andes venezolanos. Cada año, miles de personas se reúnen para celebrar esta festividad, demostrando que la fe y las tradiciones pueden trascender el tiempo y las dificultades.

La Paradura del Niño es un ejemplo de cómo las tradiciones pueden fortalecer los lazos comunitarios y promover el desarrollo local. Esta celebración no solo es un espacio para la expresión de la fe, sino también para el encuentro, el diálogo y la transmisión de valores.

Remembranzas con sabor a buñuelo anizado y vino pasita

La paradura, como un imán invisible, atrae a la familia alrededor del pesebre. Cantos y rezos, cual hilos de plata hilvanados por voces ancestrales, ascienden al cielo, rindiendo culto al Niño Dios y homenajeando la fe católica que nos cobija bajo su manto.

Tras años de ausencia, como un ave que regresa a su nido, tuve la fortuna de asistir a una paradura familiar. No era una paradura cualquiera, sino una de esas "gozosas", donde la alegría, como un torrente desbordado, inundaba cada corazón.

Mi corazón, cual arpa que vibra con cada nota de felicidad, se estremeció al recordar las navidades de mi infancia. La fiesta del Niño Jesús era el faro que guiaba a la familia, dispersa durante el año, hacia un puerto de amor y unión.

Mi tía, con manos de ángel, tejía manjares que perfumaban la casa desde una semana antes. Los buñuelos de apio, cual crisálidas doradas, crujían al primer mordisco, liberando un sabor dulce y especiado que evocaba recuerdos de antaño. El bizcochuelo, con su aroma anisado, competía con el vino de pasitas, dulce néctar que acariciaba el paladar como la brisa suave de un atardecer.

La paradura es más que una fiesta, es un lazo invisible que nos ata a nuestra familia, a nuestras tradiciones y a nuestra fe. Es un tesoro que guardo en el cofre de mi memoria y que anhelo compartir con las futuras generaciones, como un legado de amor y esperanza.

Salve, salve cantad a María,
quien más pura que Tú sólo Dios.
Y en el cielo una voz repetía:
«Más que Tú, sólo Dios, sólo Dios».

Con torrentes de luz que te inundan
los arcángeles besan tus pies,
las estrellas tu frente circundan
y hasta Dios complacido te ve.

/ Salve, salve cantad a María,
quien más pura que Tú sólo Dios.
Y en el cielo una voz repetía:
«Más que Tú, sólo Dios, sólo Dios»

La Paradura del Niño es una tradición única y especial, que refleja la riqueza cultural y religiosa de los Andes venezolanos. Esta celebración es un testimonio de la devoción del pueblo andino por el Niño Jesús, y de su capacidad para mantener vivas sus tradiciones a lo largo del tiempo. La Paradura es un tesoro cultural que merece ser conocido y valorado, ya que representa una parte importante de la identidad y la historia de Venezuela.

***Con cariño, dedico este artículo a mi amada familia Sánchez Uzcátegui. Gracias por ser mi hogar, mi luz y mi apoyo. A mis padres, abuelos, tíos, primos y demás familiares, por los recuerdos inolvidables y el amor incondicional alrededor de una fiesta tan bonita y calida como la paradura que en conclusión es un homenaje a nuestra unión, fe y tradiciones. ¡Los amo!

Comentarios

Entradas populares